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Don't kill yourself, something fucked up might happen

Foto del escritor: Disidentes CGDisidentes CG

por Vargas Daniel.


Ilustración: @ninovarjas

Exactamente hoy, hace un año, hice un trato conmigo mismo: si no conseguía completar un listado de logros y cambios en mi vida antes de la misma fecha del siguiente año, lo más correcto para mí sería quitármela vida en un acto de completa madurez y compromiso conmigo mismo, como el que no había tenido nunca antes. Se cumplió el plazo y nada de lo que prometí lo cumplí, tal como se estipuló, ahora debo terminar con mi vida. Solo unos cuantos asuntos pendientes por solucionar y si todo sale bien, estaré muerto antes de terminar el mes. Puede sonar como una decisión triste, decadente y extrema pero la realidad es que es lo más adulto, responsable y realista lo que me he comprometido. Si quisiera podría repensar el asunto y solo ignorar todo esto, pensar en los avances positivos que logre durante el año (que para los compromisos iníciales no son muchos), o bien solo considerar la pandemia y como retrasó y arruino los planes de muchas personas, pero más que pensar en lo positivo que podría darme ánimo o razones para seguir vivo, yo solo puedo pensar en toda la inmundicia, la decadencia, la crueldad; las cosas jodidas, malditas y desquiciadas que sucederán en el mundo y de las que me perdería si estuviera muerto; toda la basura detestable, sádica pero interesante y el lado ultra oscuro de la mente humana que mi cerebro no va a registrar y analizar. No quiero escuchar sobre lo que es bueno en el mundo; lo generosos, nobles y honrados que pueden llegar a ser las personas; los temas en los que ha avanzado la humanidad o cómo podríamos mejorar como sociedad; las cosas hermosas que pasan a cada segundo y que existen en el planeta. No puedo solo ignorar el lado negativo de las cosas como todos deciden hacerlo, si se reconoce el problema surgen soluciones. Algunos prefieren adornar la herida con flores o papel de color y continuar sangrando, solo que ahora la sangre fluye más lindo, más colorido, las cosas son como son y no hay adorno que impida ocultar su naturaleza atroz. Yo solo quiero escuchar y saber sobre las desgracias que suceden y qué es lo que las causan, quiero saber cuáles son las motivaciones de las atrocidades que comete una persona, qué lo lleva a hacerlo y cómo alguien llega a ese punto. Descubrir nuevos motivos y nuevas enfermedades, nuevos trastornos, nuevas dolencias y nuevas razones. Tengo que estar preparado para la siguiente emergencia, el siguiente suceso, el siguiente problema, el siguiente accidente, el siguiente caso, la siguiente herida, qué y quién sigue ahora. Me emociona esperar. ¿Qué nuevas terribles maravillas nos traerá el lado obscuro, enfermo y malvado de la humanidad? ¿Qué nuevo dolor será descubierto? ¿Qué nuevas formas de respuesta al daño puede tener un cuerpo o una mente? No puedo parar, no puede parar, y no va a parar. Es un bucle interminable, un círculo vicioso que no es mío, que es natural y que he adoptado. Un ciclo que no puedo detener aunque quisiera, que sigue su curso porque sin nada malo pasa, nada bueno pasa, es el balance intrínseco de la existencia, del cual me aprovecho para continuar vivo. Aun así tengo miedo. Me pregunto por qué estas son mis motivaciones y me da miedo. Miedo a perder la cabeza, a que la herida sea irreparable y que pase el resto de mi vida tratando de curar algo que en el fondo disfruto, condicionado a creer que el abuso y violencia es normal. Miedo a no ser más el


espectador y pasar del que analiza al que ejecuta. Miedo a creer que provocar dolor a otros sea causa de goce, que signifique o que muestre deseos profundos de ser victimario, de querer destruir, que sea la razón por la que me traumatizo a mí mismo, solo para justificar todo este gusto por lo jodido. Miedo a asociar la enfermedad con comodidad, que la exposición y el interés por esto pierdan su antiguo efecto y que pueda, en algún momento, traspasar el límite, para hurgar y cavar cada vez más profundo hasta convertirme. Miedo a ser físicamente malicioso, afilado, punzante y poco nutritivo, querer consumir y absorber el dolor de otros y desear tener un poco de cada enfermedad. Tal vez a él solo le gusta herir personas o tal vez a él solo le gusta ver personas heridas. Me siento como una mala persona.

Ilustración: @ninovarjas

Me siento como una mala persona por eso me castigo. Castigo diario y constante. Utilizo y aplico en mí la violencia como forma de contención. No solo me causo daño a mí mismo, también permito que otros la apliquen a mí. Dejo que la culpa crezca hasta desbordarse, tanto, que toque otros aspectos en mi vida como el amor y las relaciones, dejo que modifique mis creencias al grado de buscar siempre un daño que me permita seguir castigándome, creer que el dolor es intimidad, que no hay nada más íntimo que dañar. Prefiero mil veces sentir la necesidad de ser acuchillado, lastimado, cortado, herido, golpeado ,dañado, sangrado, mutilado o incluso simplemente asesinado por alguien que dice amarme, antes de sentir la necesidad de yo mismo hacérselo a otros. El amor es violencia, me digo, si no me lastimas no me amas y al parecer nadie quiere tomar la responsabilidad de amarme como necesito ser amado, nadie está dispuesto a amarme y por lo tanto me amo a mi mismo, me destruyo la mente y el cuerpo con ideas lascivas y navajas afiladas, simplemente para mantenerme al margen y nunca cruzarla línea.

Estoy orgulloso de mi, pues me ha hecho darme cuenta que hay una parte dentro de mí, una que no desea lastimar. Me tambaleo entre hacer daño o dejar que me hagan daño y me inclino más a la segunda, porque sé que aunque mi cabeza genere imágenes e ideas insanas, hay una parte diferente, que reconoce que hay un error, que me hace pensar que no he nacido así, que yo mismo me cause esta enfermedad y me la sigo causando, que ha soluciones y caminos… Porque respecto a mí, nada realmente malo me ha sucedido (al menos nada que yo recuerde)y ese es mi mayor problema, no hay justificaciones inherentes o causales. Solo soy hijo de la negligencia, la televisión y el internet. Me pasaba horas navegando entre canales y sitios sin supervisión alguna, viendo cosas que no debería de ver y escribiendo en el navegador palabras que no debería saber aun que existían, nada importaba más que descubrir cosas nuevas en la pantalla. No tengo recuerdos de pensamientos a futuro, solo me importaba el presente y me esforzaba en encontrar nuevo contenido jodido, mis recuerdos más placenteros de infancia tienen que ver con la madrugada, la pantalla e imágenes que no debería estar viendo, cualquiera que fuesen. Aun recuerdo cuando internet era fascinante y misterioso y no tenía que ir muy lejos para buscar estímulos y pasar horas navegando. Después tuve que ir cada vez más profundo, buscando nuevas y mayores emociones porque ya no era suficiente, esto me llevo a encontrar cosas horrorosas que al mismo tiempo estimulan mi mente. Celebro nuevos descubrimientos en internet. Supongo que de ahí nace todo, no lo puedo evitar pues con eso crecí, no decidí solo un día consumir videos de ejecuciones, mutilaciones, suicidios, torturas, descuartizar, mutilar, desollar, liquido, sangre, lagrimas, entrañas, tripas, hígado, venas y demás atrocidades a la idiota, eran mi cotidianidad, simplemente era un niño solitario sin vigilancia con televisión por cable y servicio de internet. Mis mejores amigos en ese entonces: elblogdelnarco.com y películas de horror con clasificaciones prohibidas. El internet y la televisión por cable me han traído joyas y siempre estaré agradecido solo que a veces pienso lo fácil que hubiera sido solo cambiar el canal a Disney Club. Todo esto me trae a la mente una cita: “A child weaned on poison considers harm a confort.” de un libro sobre trauma y violencia, que hace alusión a eventos literales que pasan en la historia, pero que también es una analogía increíble de lo que el trauma infantil puede causar a una persona en la adultez (disfrutar de lo malo), solo que a veces me pregunto ¿Qué pasa cuando no hay adulto que alimente y tú mismo debes hacerlo? Eres tu propio veneno. Hay algo en mi que quiere mantenerme enfermo y seguir exponiendo mi mente a todas estas imágenes, algo en mi que no se siente externo, algo en mi que es parte de mi pero que es diferente a muchas otras partes que quieren algo distinto y que también se sienten correctas, por esta razón me amedrento, me castigo, me regaño, me avergüenzo y me reclamo porque me siento como un personaje, uno que debe ser alimentado con toda esa mierda para seguir siendo interesante, pero honestamente quién se rompería y se arruinaría la psique de esta manera, quién se pudriría la cabeza solo para sostener un personaje. Descarto la hipótesis. Esto se pudo haber evitado, claro, pero la verdad es que nadie tiene la culpa, las cosas pasaron como pasaron, ahora que soy adulto es mi responsabilidad y la tomo. No busco justificarme, ni mostrarme como una victima, de hecho, odio tanto ser una víctima o que me perciban como una que tuve que perdonar a todos los que me hicieron daño, sin excepción, ni distinción y sin considerar gravedades. No voy a evadir ni un pequeño detalle del asunto, me voy a hacer responsable y voy a usar todas mis energías para llevarlo por el camino funcional. No voy fingir como todos los demás, que no he pensado en algún momento causar daño con o sin motivo, que no somos animales y que hemos nacido virtuosos y carentes de negatividad. Dudo de la bondad inherente. Yo personalmente pienso que la violencia está dentro de cada uno de nosotros esperando un día salir. Todos tienen la locura dentro, incluso el héroe tiene que matar, por eso para mí es hipócrita querer ser el bueno en la historia, querer estar siempre del “lado correcto” cuando ambos lo son. Si peleas contras monstruos eventualmente te convertirás en uno, si miras dentro del abismo el abismo mirara dentro de ti, o algo parecido a eso dijo Nietzsche. Aun así agradezco a los enfermos reconocidos y engrandecidos que salvan desde el daño, alguien tiene que limpiar y curar las heridas, creo. Recientemente me he propuesto a buscar un balance que me permita seguir explorando lo mórbido y sentirme sano, aceptarlo. Es malo pero es mío. Porque si lo pienso bien el aspecto que más me interesa de la violencia va mas allá de solo presenciar y disfrutar la desgracia, es mas mi gusto e interés por desde la perspectiva mental, neuronal; el cerebro ,su actividad y sus mecanismos. “Tal vez haya vocación en esto que me cuentas.” me dijo el terapeuta, “Puede que tenga razón.”, pensé, “¿Qué no acaso los psiquiatras, criminólogos y psicólogos son solo enfermos mentales especializados y profesionales?”. De ser así, podría especializarme en crímenes. Mi gusto por los crímenes reales ha crecido recientemente, y la fascinación por el detalle, incluso si es inapropiado, malicioso, extremadamente grafico, horroroso, desesperanzador, vulgar, sensible, tabú y problemático, me resulta extrañamente inspirador y revitalizante. Ahí está tu camino, basura. Literalmente estoy arruinado y puedo decir que la única razón por la que no me he suicidado es para seguir aprendiendo sobre el arte, la estética, la anatomía y la técnica de lo grotesco.


No culpo a nadie, acepto que es un problema, que es insano y que me lo cause yo. Como he dicho antes, perdono a todo aquel que me ha hecho daño. Solo yo puedo hacerme daño ahora y so lo yo puedo curarme, pero no tengo idea si pueda perdonarme, ni siquiera si quiero, curarme o perdonarme, aun así no puedo dejar de pensar en tal vez esa sea la solución. “¿Perdonarme es la solución?”, me pregunto a mí mismo, aunque ya no puedo imaginar mi vida sin violencia, es lo correcto ahora, es lo que funciona. La culpa que paraliza se ha ido, y la culpa que mueve y hace avanzar apareció ahora que he aceptado que me gusta la violencia.

Ilustración: @ninovarjas

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