LUZ, CÁMARA Y ACCIÓN.

Andrea Domínguez Rodríguez.

Ilustración: Domínguez Rodríguez Brenda

Continuamente nos encontramos inmersos en un diluvio de ideas, sentimientos o personas que en algunas ocasiones nos saturan llegando a ser abrumador y atemorizante, pues ¿Quién no teme a lo desconocido? Es parte de nosotros.

A pesar de estar aislados durante más de un año, noto que el mundo y el tiempo, no paran, estos continúan paulatinamente su transcurso. Es el mundo quien no deja de trascender.

Pareciera que la única forma de mantenerme en contacto con él es a través de un dispositivo en donde veo, observo y leo infinidad de eventos, es una especie de cosmos interminable. Estoy convencida de que las pantallas se han vuelto formadoras de pensamiento, y a través de ellas ver partir amigos y conocidos me hace sentir que soy pasiva e inmóvil aún cuando yo continúo tratando de llegar por donde veo pasar a todos, siento el estancamiento y pienso que nada se detiene, pero pisaré las huellas que otros han dejado en el camino.

Partir… es el principio, o bien el final. Partir en una balsa, flotando por el mar o impulsados por un tornado hasta llegar a algún lado a pie e incluso volando. Partir es marcharse de golpe…sin dar vuelta atrás. (Córdova, 2016)

Te invito a partir conmigo a través de este escrito, quizá ahora se preguntarán ¿A dónde? ¿A dónde partimos? ¿Al principio? ¿Al final? Honestamente no lo sé, pero tienes la libertad de imaginar a donde quieres ir, donde deseas estar o en donde te quieres quedar, pero sé que probablemente no tengas ni idea.

Con la marcha viene el cambio, y creo firmemente que algún día el lugar en el que estamos será mejor. Últimamente mi esperanza se encuentra en el mar de gente que me rodea, y me encuentro fluyendo en ríos de ideas, “caminando hacia el futuro” como diría Walt Disney.

Escribo para aquellos que se aventuran a lo desconocido, a lo nuevo, a lo inimaginable, los que nacen o se hacen, sin importar sus creencias, su sexo, su orientación, su género, su ideal político, su expresión, para todos aquellos que no dejan de ser ellos mismos. A ti que sabes a dónde ir, pero le temes al cómo, quiero que sepas que no es el final.

Te agradezco a ti y a todos aquellos que poseen esa aura de valor, esa inspiración, esa sabiduría y no solo por tener el conocimiento e información sino por compartirlo, e inspirarme a partir, a ti te deseo éxito en el futuro.

Y aunque el océano puede ser colosal y fatídico, recuerda nunca conformarte y dejar tu balsa a la deriva en el sistema social al que de alguna manera “dependes”, no adoptes las creencias o conductas impuestas, atrévete a defender a capa y escudo en lo que crees, no temas desobedecer ciertas normas, no dudes ni un instante alzar la voz. Utiliza este recordatorio para que nunca dejes de ser tú al iniciar o finalizar cada viaje.

Después de todo no harás cambios totalmente solo, no olvides que nunca falta quien tiene una idea, una voz, un poema, una canción, un abrazo, un deseo, un agradecimiento, una fiesta o unas palabras para regresarnos al acto, porque el show debe continuar…