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¿Por qué nos cuesta comprender la diversidad?

Foto del escritor: Disidentes CGDisidentes CG

Jafet Reyes


Recientemente me estaba preguntando por la palabra “diversidad”. Si bien es una palabra bastante común de oír en nuestros días, no podía recordar la primera vez que la escuché. Por lo cual me surgió la duda de por qué aún hay personas que no entienden del todo su significado.


Una de las primeras respuestas que me di fue que tal vez la primera vez que la escuche debió haber sido en la primaria, pues había una materia llamada “Ciencias Naturales” y estoy seguro de que se mencionaba la biodiversidad - la variedad de formas de vida en el planeta, que incluye animales, plantas, hongos, bacterias y un sinfín más -. Recuerdo incluso el repetir casi automáticamente la frase “México es un país megadiverso” y los mapas en las paredes de las aulas donde se ilustraba esta diversidad.


Mis pensamientos fueron interrumpidos por un sonido que cada vez se hace más familiar: mis sobrinos. Los gemelos hijos de mi hermano llegaban a casa, con la emoción y energía que les caracteriza. Verlos me hizo darme cuenta de algo que no estaba considerando: ellos ya saben lo que es la diversidad, aunque tal vez ni siquiera puedan pronunciar la palabra. Son conscientes de que existen diferencias entre todo lo que nos rodea, lo sé porque entre ellos mismos notan esas diferencias, saben que a pesar de ser gemelos son diferentes y suelen repetir las cosas que los hacen únicos porque a veces nosotros no las vemos y los confundimos, lo que no les gusta y nos piden no llamarlos por un nombre que no es el suyo. Pero también notan esas variedades en lo que les rodea, sus juguetes, los colores, su ropa, entre otras cosas. Para ellos, nada es completamente igual.


Antes de reflexionar esto con mis sobrinos, creía que la razón por la que algunas personas son renuentes a aceptar la diversidad como algo que existe podría radicar en el sistema educativo; no solo en la manera que se nos enseña, también en la accesibilidad a él. Pero ahora pensaba que quizá ese no es el problema, es decir, si niños de pocos años pueden reconocer la diversidad en su vida cotidiana entonces ¿Qué sucede en algún punto de nuestras vidas que dejamos de notarla al punto de necesitar reaprenderla?


Al crecer todas las personas comenzamos a notar similitudes entre nosotros mismos y lo que encontramos a nuestro alrededor, lo cual nos da un sentido de pertenencia. Este sentido de pertenencia normalmente comienza en la familia, siendo el primer grupo al cual podemos pertenecer. Pero también podemos encontrar ese sentimiento en pertenecer a un país, a un grupo escolar, a un equipo deportivo o a un colectivo. Esto nos brinda una identidad con nuestros semejantes, adjudicándonos características compartidas entre el grupo.


En esta sensación de pertenencia los seres humanos encontramos confort y también nos brinda tranquilidad. Nos sentimos integrados en un ambiente donde hay otras personas con las que nos podemos sentir identificados pues al ser seres sociales, el ser parte de algo nos puede ayudar a enaltecer nuestra autoestima y seguridad.


Generalmente, en estos grupos hay normas establecidas que regularmente estamos dispuestos a cumplir para seguir siendo aceptados y que de igual manera delimitan marcando las diferencias que excluirían a los que no pueden pertenecer. Si bien, el sentido de pertenencia nos trae beneficios sociales, en casos extremos puede terminar en el rechazo a lo diferente solo por ser diferente. Esto veces es debido a la atribución de valores morales con pensamientos como: “lo que conozco es bueno, lo diferente es malo”.

Bajo esta misma línea, uno de los rasgos que evolutivamente hemos heredado de nuestros ancestros y que compartimos con muchas especies es la producción de cortisol ante una situación desconocida. Esto quiere decir que situaciones fuera de lo convencional nos generan estrés, y, lo que conocemos como el miedo tiene la función biológica de protegernos de peligros. Pero esto no quiere decir que la exclusión u odio a lo diferente esté justificado en ninguna circunstancia.


Cuando nuestro mundo se cierra a lo que nos es cotidiano y no nos permitimos realmente conocer más allá de nuestra nariz nos estamos perdiendo la oportunidad de encontrar y aprender de la enorme diversidad. Y esto no es precisamente porque no nos demos cuenta de que existe la diversidad, creo que todos somos conscientes de las diferentes formas de ser, pues las vemos, pero lamentablemente esas diferencias se ven a través de prejuicios.


Es por eso la urgencia de que la diversidad sea mostrada con tanta naturalidad como siempre se ha mostrado un solo modo de vida al que nos han acostumbrado.

Por ejemplo, en una sociedad donde siempre se ha mostrado gente de tez blanca en medios audiovisuales surge la necesidad de campañas que luchan por la representación de los diversos tonos de piel en ellos, más aún cuando en México aproximadamente el 70% de la población no es de piel blanca, sino morena.


De igual manera, para algunos mostrar que existe la diversidad sexual es considerado un atentado a la imagen de familia tradicional que se tiene; conformada por un padre hombre cisgénero, una madre mujer cisgénero e hijos biológicos. Imagen que es apoyada y promovida por muchas organizaciones religiosas e incluso partidos políticos, pero que no refleja la realidad que se vive en nuestro país, pues se ha reportado que existe una diversidad de al menos 11 tipos de familias en México entre las que se encuentran parejas jóvenes sin hijos, parejas de la tercera edad sin hijos, padres solteros, madres solteras, parejas del mismo sexo, unipersonales y familias compuestas por varias generaciones, que incluyen a los abuelos.


Y como ese ejemplo se pueden nombrar muchos otros. La diversidad de culturas, la diversidad de identidades y orientaciones sexuales y la diversidad de personas que viven con alguna discapacidad. Todo parte de una diversidad que rompe el molde de una sociedad en la que por mucho tiempo no se les ha considerado pero que deben ser reconocidas, incluidas y consideradas.


¿Por qué será que se vuelve incómodo para algunas personas nuestra exigencia por querer vernos representados? ¿Acaso es “inclusión forzada” hacer un retrato de la realidad?

Personalmente considero que no. Mostrar la diversidad que existe es una manera de combatir los estereotipos y prejuicios de los que han sido sujeto las personas históricamente no representadas.


El miedo a lo desconocido se combate conociendo, mostrando la diversidad como lo que es: algo completamente natural, que existe, siempre ha existido y existirá. No hay necesidad de aspirar a algo convencional o a una sola forma de existir que se nos ha sido mostrada pues la diversidad nos enriquece y nos brinda diferentes perspectivas del mundo del que todas, todos y todes somos parte.

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